Ölberg
El Ölberg es la más alta montaña del Siebengebirge, y les da la bienvenida a los visitantes llegando en coche en la autopista (A3). Hay que esforzarse para llegar a la cumbre del Ölberg, pero vale la pena.
Con más de 40 colinas y valles, el parque natural Siebengebirge en Königswinter y Bad Honnef a orillas del Rin es un lugar hermoso, un pedazo de paraíso a la puerta de casa de los lugareños o los atracaderos de los buques cruzando el Rin.
Sin embargo, nuestro Siebengebirge ha pasado por una historia llena de acontecimientos. Casi fue víctima de la canteras, hoy muchos animales y plantas en peligro de extinción viven aquí. Pueden visitar tres ruinas de castillos medievales: Drachenfels, Löwenburg y Rosenau. En los cuentos de Siebengebirge, encontrarán dragones listos, caballeros y damas, el monje de Heisterbach y otras figuras legendarias.
Apegados a nuestra patria, abiertos al mundo y tolerantes
El amor por nuestra patria y el cosmopolitismo han moldeado nuestra región desde los días de los romanos y ubios, aunque los predicadores que inculcan el odio y los populistas quieren que creamos lo contrario. Mi "Dragón del Rin" está en esta tradición.
Si caminan por el Siebengebirge hoy, no encontrarán dragones lanzando su aliento de fuego. ¿Cómo podrían, después de todo, estamos en medio de un parque natural? Pero los sentirán. Los dragones simbolizan la confianza en nosotros mismos, que podemos contribuir algo que vale mucho, aun si tengamos que superarnos a nosotros mismos. ¡Espero que les encuentren con un dragón en su caminata por el Siebengebirge!
"Sé valiente y recto para que Dios te ame. Protege a los indefensos y no hagas mal."
De "El Reino de los Cielos"
Los caballeros no son una reliquia de la Edad Media para ser sacados para fiestas de disfraces. Ser un caballero es ante todo una actitud, uno exige de sí mismo de dar lo mejor de sí mismo. Casi todos los días nos encontramos con personas egoístas que solo se ven a sí mismas y a sus intereses, y con intolerantes que no aceptan la opinión de los demás, pero quieren apalear verbalmente o les niegan las mentes. En el anonimato de la Internet el lenguaje brutaliza. Los argumentos ya no son el tema aquí, sino el uno difama e insulta al otro. Un caballero de hoy intervendría en lugar de tolerar el lenguaje grosero y la intimidación. Él o ella ordenaría las piezas rotas o la basura antes de que los niños y los animales lleguen y sufran heridas. En resumen, ¡un poco más de caballerosidad nos haría bien a todos!
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