Sacro Imperio Romano, finales del siglo XVII. Nuestros gobernantes, el Duque de Berg y el Elector de Colonia, fueron arrastrados a las guerras de sucesión europeas. La Guerra de los Treinta Años entre las potencias europeas había dejado atrás un país reducido a cenizas y despoblado.
Señores poderosos y menos poderosos
El comienzo de la época del absolutismo se marca por Luis XIV de Francia (1643-1715), el «Rey Sol». Tan grande fue su poder que se le atribuye la frase «El estado soy yo.»
Un emperador del Sacro Imperio de esta época no hubiera podido decirlo de sí mismo. Desde la Paz de Westfalia de 1648, los príncipes alemanes gobernaron como reyes en sus estados, el mapa del Imperio parecía un mosaico y sobre todo los príncipe-electores tuvieron una posición muy fuerte. El emperador y los príncipes si trataron de imponer un reino absolutista y agrandar sus territorios, que sea por matrimonios ventajosos, que sea por la fuerza de armas. Los que tuvieron bastante dinero se establecieron un ejército permanente, que es un ejército de soldados profesionales siempre listo para luchar.
Guerra de los Nueve Años
En su lucha para obtener el predominio en Europa, Luis XIV de Francia impuso varias guerras en sus países vecinos. El dolor y el hambre de su propio pueblo no le importaban (un tema de «El Hombre en la Máscara de Hierro»).
La sucesión palatina
En 1688 Louis reclamó la corona del Palatinado. Cuando el príncipe elector del Palatinado, al mismo tiempo duque de Berg, no le cedió, tropas francesas ocuparon el Palatinado y las regiones vecinas. La Guerra de Sucesión del Palatino (1688-1697) estalló. Casi todos los gobernantes europeos y muchos príncipes alemanes se unieron contra Luis XIV.
En aquel entonces en el Siebengebirge
En el arzobispado de Colonia, sin embargo, Luis tuve un aliado. Inmediatamente se instaló en su residencia en Bonn y llamó a tropas francesas en la región. Tropas imperiales bajo el mando de Federico III, el príncipe elector de Brandeburgo-Prusia, asediaron Bonn en el verano de 1689. Bombardearon la ciudad unos tres meses hasta que capituló en octubre de 1689.
Königswinter y otras aldeas en llamas
El 23 de marzo de 1689, unos 600 mercenarios franceses cruzaron el Rin, saquearon y quemaron las aldeas Oberkassel y Dollendorf. Luego marcharon a Königswinter y destruyeron casi la ciudad entera, poco después también la aldea vecina de Rhöndorf. Entonces, finalmente, los soldados de Brandeburgo bajo Federico III llegaron y persiguieron a los mercenarios franceses.
También en el Palatinado el ejército de Luis XIV era al borde de la derrota. Antes de retirarse, saquearon y quemaron aldeas y ciudades enteras. Cuando por fin se hizo la paz en 1697 en Rijswijk, Francia no consiguió nada, pero grandes regiones en el oeste del Imperio estaban en cenizas.
Guerra de Sucesión española (1701-1713/14)
La paz no duró mucho tiempo. Cuando la línea de los Habsburgo españoles se extinguió, el emperador Leopoldo I de los Habsburgo (1658-1705) reclamó en Viena la corona española para su segundo hijo Carlos. Pero Luis XIV también quería el imperio español y llevó a su nieto al trono español. Inmediatamente tuvo a Inglaterra, los Países Bajos Unidos y casi todos los príncipes alemanes en su contra, las guerras de sucesión continuaron.
Otra vez un arzobispo y príncipe elector de Colonia, José Clemente de la casa de Wittelsbach, se alió con Luis XIV, ya que su hermano mayor, Maximiliano II Emanuel de Baviera, esperaba la corona de los Países Bajos españoles (más o menos la actual Bélgica) para su familia. En 1702 Bonn fue de nuevo ocupada por las tropas imperiales de Brandeburgo bajo Federico, entretanto rey Federico I en Prusia. José Clemente fue exiliado. Una vez más, Bonn fue bombardeada.
Las tropas francesas se enfrentaron a dos genios militares: El Príncipe Eugenio de Saboya y John Churchill, el Duque de Marlborough. Luis XIV estaba al borde de la derrota, su pueblo estaba hambriento y desamparado, su estado estaba casi arruinado.
Entonces se murió el emperador Leopoldo I en Viena, su hijo mayor y sucesor José I no sobrevivió mucho tiempo. Ahora Carlos heredó la corona imperial, el mismo Carlos por cuya corona española la alianza había luchado. Ahora se negaron a tolerar ni una supremacía francesa ni una de los Habsburgo. La alianza se desmoronó y se hizo la paz con Francia. El nieto de Luis recibió a España, Austria los Países Bajos españoles; Carlos se convirtió en emperador como Carlos VI (1711-1740).
Rococó en Bonn
José Clemente pude regresar en su residencia de Bonn. Allí mando construir el castillo rococó de Poppelsdorf. Aún más famoso es su sucesor, Clemente Augusto (en alemán: Clemens August) de Baviera (1700-1761), el cual hizo construir los castillos Augustusburg y Falkenlust en la ciudad de Brühl que hoy están inscritos como monumentos del Patrimonio de la Humanidad.
Monarquía absoluta
A pesar de que los príncipes alemanes lucharon en varias guerras de sucesión contra Luis XIV – su vida suntuosa en el castillo de Versalles les impresionó mucho, y muchos trataron de crearse su propio pequeño Versalles – sin pensar en sus súbditos cuyos impuestos y trabajo duro financiaron la corte, las campañas y las reconstrucciones.
Pero la paz no duró mucho tiempo. Federico II de Prusia (1740-1786) llevó tres guerras de sucesión contra la reina Maria Teresa de Austria y sus aliados en Alemania y Europa. La Guerra de los Siete Años (1756-1763) fue una lucha devastadora, pero al fin Prusia fue la quinta gran potencia en Europa, con Inglaterra, Francia, Austria y Rusia, y su rey fue un héroe para mucha gente. En Alemania ahora hubo dos estados prevalecientes: Austria y Prusia.
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