La Plena Edad Media comienza con la transición del Reino Franco al Sacro Imperio Romano bajo la dinastía sajona, seguida por la dinastía Sálica, y se termina con el fin de la dinastía de los Hohenstaufen.
El tiempo de las dinastías Sajona y Sálica
Fue bajo la dinastía Sajona que el imperio se formó a partir del antiguo reino carolingio oriental. Alrededor del 900, Renania formaba parte del Ducado de Lorena, al oeste de Franconia Oriental. Sin embargo, los reyes de Franconia occidental y oriental se peleaban por ella. En 925, Enrique I fue reconocido como Rey de Lorena, y el ducado se convirtió en parte del Imperio Occidental para siempre. Más tarde, su hijo Otón I llegó a ser el soberano más poderoso del Occidente.
Los reyes salios nos dieron las grandes catedrales imperiales de Speyer, Worms y Mainz. También en Colonia se construyeron las iglesias románicas de San Jorge y Santa María del Capitolio con su coro en planta de trébol.
Los arzobispos de Colonia eran hombres muy poderosos en el imperio y en nuestra región. En 1118 hicieron construir el castillo en la cima del monte Wolkenburg, el primer castillo en el Siebengebirge.
El tiempo de la dinastía Hohenstaufen
Federico I Barbarroja, Enrique VI, que capturó al cruzado Ricardo Corazón de León, y finalmente Federico II en la lejana Apulia. Además el sobrino de Ricardo, Otón, el único Welf en el trono. En esta época encontramos los nombres más famosos de la Plena Edad Media. Al mismo tiempo fue una época agitada.
Es el tiempo de los caballeros medievales, del amor cortés, del arte románico y de los castillos medievales. En el Siebengebirge, se construyeron los castillos Drachenfels, Wolkenburg, Löwenburg y Rosenau.
El Sacro Imperio Romano
Tal vez el concepto del «Sacro Imperio Romano» sea difícil que comprender. De veras este imperio, que se mantenía de la Edad Media hasta su disolución en el tiempo de Napoleón, era una institución única en la historia. Para entenderlo un poco mejor, hay que pensar de manera medieval. Ya Carlomagno había seguido la idea que el Imperio Romano, después de siglos de inestabilidad política, revive en el Reino Franco, y que los reyes francos son sucesores de los emperadores romanos. Cuando Otón fue coronado emperador en 962, siguió esta tradición.
En aquel entonces, solo se hablaba del «Imperio Romano», el prefijo «sacro» todavía no se usaba. Sin embargo, la idea del imperio sacral existía desde los principios: las connotaciones religiosas implicaron de defender a la cristiandad y al papa, y también de convocar a obispos. Para ser coronado emperador por el papa, el rey tenía que viajar a Roma. Muchas veces esto era más campana que festividad, pues el rey tenía que pelearse contra los duques y ciudades rebeldes en el norte de Italia, resolver disputas, etc.
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