Esta leyenda tradicional de la época de las cruzadas nos cuenta de la joven de Löwenburg y su novio en Tierra Santa.
En aquella época, muchos hombres hicieron expediciones para rescatar Jerusalén de los turcos, dejando a sus esposas y novias en la patria remota.
La hija del Conde de Löwenburg estaba enamorada de un joven caballero el cual había partido en cruzada. Un día, un trovador andante llegó a la Löwenburg y le dio novedades tristes: su joven novio había muerto en Jerusalén. Esto le rompió el corazón a la joven, ya no sintió ni alegría ni tristeza, y pasó los restantes años de su vida en duelo profundo por el hombre querido hasta que por fin también ella se murió. Pero su amor no ha muerto.
Hoy, solo podemos ver las ruinas de Löwenburg. Pero en ciertos días, cuando todo está en calma, el viento parece suspirar por los bosques … la joven de Löwenburg llora por su amor perdido.
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