Renania Prusiana. Romanticismo de Renania, líneas de ferrocarril y canteras en el Drachenfels. Revolución de marzo de 1848.
Renania alrededor de 1815. Ahora nuestra región formaba parte del Reino de Prusia bajo Federico Guillermo III (en alemán Friedrich Wilhelm III., 1797-1840).
El romanticismo descubre el Rin
En el siglo XIX, el Valle del Rin fueron descubiertos para el turismo. Ya durante las primeras décadas de Renania prusiana, muchos castillos fueron restauradas.
Un periodo de restauración (1815-1848)
Sin embargo, a pesar del romanticismo y de la belleza de los castillos era una época de opresión política y de la más severa pobreza. Se habla también del «Pre-marzo» (en alemán Vormärz), refiriéndose a la Revolución de Marzo de 1848. Las monarquías de Europa, aliadas en la Santa Alianza, trataban de restablecer la monarquía absoluta.
Más que ningún otro, el político austriaco Metternich dominó esta época. Para él, la libertad de opinión, la libertad de prensa y la libertad de reunión, así como la lucha por la unidad nacional, significaban disturbios y una amenaza a la monarquía y la seguridad. Por lo tanto, él y otros príncipes los reprimieron con toda determinación. Prohibieron las sociedades estudiantiles, en alemán «Burschenschaften», que aspiraban a una nación alemana unificada y a más libertades. Además, mandaron observar por la policía a profesores y estudiante y censuraron periódicos y libros.
Es seguro decir que el estado de Metternich era un estado policial. Cuando el poema de Heinrich Heine «Die Nacht auf dem Drachenfels» (La Noche encima del Drachenfels) apareció en el «Buch der Lieder» (libro de canciones), su obra ya era censurada. Heine, que amaba su patria renana, resolvió quedarse por siempre en París. Las autoridades aún persiguieron a personas sospechosas, entre hombres de grandes méritos como el estadista prusiano Freiherr von und zum Stein, el general Gneisenau y el profesor Ernst Moritz Arndt de Bonn, y los hermanos Grimm.
Pobreza extrema
La víspera de marzo también fue un momento de gran pobreza. Después de 20 años de guerra (véase Era Napoleónica), especialmente la vida rural es muy dura. Muchas tierras de cultivo se arruinaron, los ingresos apenas alcanzaban para vivir. Además, casi no había atención médica y la mortalidad infantil era muy alta. Después de varias malas cosechas y el año sin verano de 1816, Europa estaba experimentando una hambruna. En su desesperación, muchas personas abandonaron sus pueblos y se fueron a América del Norte.
Después del final de las guerras napoleónicas, más y más productos industriales de Inglaterra llegaron a Alemania. Aquí también comenzó la industrialización. En esa época, mucha gente trabajaba en la industria en casa, haciendo clavos y cuchillos, hilando y tejiendo para ganarse la vida. También las familias de agricultores a pequeña escala cuyas tierras ya no les alimentaban ganaron un poco de dinero de esta manera. Sin embargo, la industria casera no tenía ninguna posibilidad contra la industrialización en gran escala.
Industrialización
Sin embargo, con la excepción de algunas empresas especializadas, la industrialización acabó con la industria casera. Cuanto más máquinas se usaban, tanto más gente perdían su trabajo. Un telar mecánico reemplazó a 200 trabajadores, que fue una catástrofe para los tejedores, y sueldos mezquinos, trabajo de mujeres y aún de niños no cambió nada.
Innumerables campesinos empobrecidos y artesanos desempleados se fueron a las ciudades industriales con la esperanza de encontrar trabajo en las fábricas. Por otra parte, el gran número de solicitantes de empleo estaba bajando los salarios. Las condiciones de trabajo eran terribles, no había leyes que protegieran a los trabajadores y las condiciones de vida eran desastrosas. A pesar de su trabajo extenuante, mucha gente vivían en condiciones precarias. Hablamos de una época de pauperización.
Poetas y escritores escribieron sobre la gran pobreza, entre ellos Heinrich Heine. Su poema «Die Schlesischen Weber» (Los tejedores de Silesia) rindió homenaje a la revuelta de los tejedores de Silesia, aplastada por los militares prusianos. El gobierno prusiano pronto lo prohibió. En 1844 escribió «Deutschland. Ein Wintermärchen» (Alemania. Un cuento de invierno). Así que la policía lo estaba buscando.
1848/1849 Revolución
La miseria social y la rabia contra la política de restauración estallaron en la revolución de marzo.
Marzo de 1848
En muchas ciudades, la gente marcharon por las calles, con banderas negro-rojo-oro, exigiendo unidad nacional, libertad de prensa, libertad de reunión, armamento del pueblo y un parlamento nacional alemán que represente a los ciudadanos, no solo a los monarcas. Sin embargo, la mayoría de los alemanes aceptarían una monarquía constitucional. Tomados por sorpresa, los gobernantes de los estados alemanes pequeños y medianos cedieron a las «exigencias de marzo». El Consejo Federal acabó con la censura de prensa y declaró negro-rojo-oro como bandera nacional. En Viena, el canciller Metternich tuvo que huir a Londres. En Berlín, el rey Federico Guillermo IV fue angustiado, pero el 18 de marzo, prometió una constitución y un gobierno liberal a su pueblo. Por lo tanto, en marzo de 1848, la revolución había triunfado.
Asamblea nacional
Por la primera vez hubo elecciones libres para una Asamblea Nacional para toda Alemania. La marcha de los parlamentarios en la Iglesia de San Pablo (catedral de St. Paul) en Fráncfort el 18 de mayo de 1848 fue un gran día. La Asamblea Nacional tuvo enormes tareas, pero su posición fue débil desde el primer momento, y no tuve ningún poder ejecutivo. Los príncipes habían cedido solo por el momento, y la mayoría de ellos, sobre todo las grandes potencias Prusia y Austria, no aceptaban la victoria de la revolución. Mientras la Asamblea Nacional discutía una nueva constitución, fue superado por la realidad. La lucha continuó y a fines de 1848 las viejas potencias recuperaron sus territorios y su poder.
1849
Cuando en primavera de 1849 Asamblea Nacional aprobó la constitución que convertiría a Alemania en una monarquía constitucional y ofreció la corona al rey Federico Guillermo IV, ya era demasiado tarde. La Asamblea Nacional se vio obligado a disolver en 1849. Una segunda oleada revolucionaria pasó por Alemania, principalmente, Sajonia, Baden, Renania, Westfalia y el Palatino – demócratas retomaron las armas para obligar a los monarcas a aceptar la constitución. Pero tropas prusianas bajo el príncipe Guillermo acabaron con esta segunda oleada dentro de poco, matando y ejecutando a mucha gente.
Kinkel y Schurz en Bonn
Los demócratas de nuestra región tenían grandes esperanzas en sus líderes, el profesor Gottfried Kinkel y su estudiante Carl Schurz. En la noche del 10 y 11 de mayo de 1849, ambos marcharon con 120 ciudadanos hacia el arsenal en Siegburg para obtener las armas de la Landwehr (milicia ciudadana), pero la operación fracasó. Entonces Kinkel y Schurz se fueron a Baden para luchar con los revolucionarios. Kinkel fue herido y capturado por soldados prusianos, Schurz logró a huir en el último momento. En julio de 1852, Carl Schurz emigró a los Estados Unidos donde llegó a ser un gran estadista y amigo del presidente Abraham Lincoln.
Después de la revolución fallida
Otra vez la prensa fue censurada de manera estricta y las asambleas fueron prohibidas. Los demócratas vivían con miedo de registros policiales de domicilios, espionaje, confiscaciones, aún acosos de la policía y arrestos. La Constitución prusiana, impuesta por el rey Federico Guillermo IV, era bastante restrictiva. La cámara alta, el Herrenhaus («House of Lords»), era nombrado por el Rey. La Cámara de Diputados, el Landtag, era elegido por los varones prusianos. Sin embargo, sus votos no tenían el mismo peso. Según el monto de impuestos pagados, los votantes se dividían en tres clases. Como resultado, los pocos votantes con ingresos altos, y por lo tanto, una considerable cantidad de impuestos pagados, tenían mucho más influencia política que la gran parte de la población con pocos ingresos o ninguno.
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